Wednesday, June 09, 2004

¿Por qué Roma es única?

1. La pizza aquí es muy diferente a la auténtica, que se sirve en todo el mundo. No suele llevar queso; a veces incluso pueden venderle una pizza bianca que resulta ser sólo la masa horneada porque ni siquiera tiene tomate. Hay extrañas combinaciones como flor de zuchini con camarón, hongos con atún, berenjenas, etc. Cuando uno pide "pepperoni" le dan una con pimentones. Hacen mala cara si uno pide una jaguayana, una mejicana o de arequipe con bocadillo. Además los pedazos no son triangulares sino cuadrados y los entregan doblados --de manera que uno se los puede meter a la boca-- y envueltos en papel periódico, lo que dificulta notablemente la costumbre tan buena que es embadurnarse las manos con grasa. Y bueno, es que en más de una semana aquí no he visto ningún Pizza Hut: así cómo puede ser de otra manera.

2. Es bien sabido que un paseo por Roma puede trasportarnos a otras épocas de la humanidad. Basta caminar por alguna de sus calles céntricas y en cualquier esquina encontramos ruinas y monumentos de otros tiempos que se levantan ante nuestros ojos y nos hacen exclamar "¡Dios mío santísimo! ¡Algo así todavía puede verse!" Efectivamente, por las calles, los chicos y las chicas más a la moda llevan orgullosamente sus cabelleras con diseños que nos recuerdan la década perdida. La famosa "greña paisa" --que fuera tan popular entre los futbolistas, estrellas de rock-pop y jóvenes actores de televisión a finales de los 80 y comienzos de los 90-- está a la orden del día. No hace falta preguntarse si algo así efectivamente resulta atractivo para el visitante extranjero que proviene de países en los que esos vicios antiguos han sido superados. Especialmente en el caso de las mujeres forasteras creo que el asunto es terrible.

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