Un "love parade-chen"
"RECUERDAN a ese tipo desnudo que estaba bailando feliz hace un ano en Unter den Linden? Seguramente estaba diciendo 'No quiero que esto se acabe!' Pues, amigo, se acabó". Esto decía alguna de las "guías culturales" que se venden, en inglés, en Berlín por estos días. Qué se acabó para pesar del feliz hombre desnudo? El Love Parade! Sí, esa institución berlinesa --la más tradicional manifestación cultural del pueblo alemán (qué Oktoberfest ni qué carajos!)-- fue cancelada por la alcaldía de Berlín. La razón es muy sencilla: que es una manifestación política? En absoluto! Si quieren hacer su desfile que paguen los costos. En efecto, anteriormente, la alcaldía se encargaba de recoger la basura que quedaba repartida por todas las avenidas por donde pasaba el "desfile del amor".
PARA remediar esta terrible situación las autoridades msuicales electrónicas de la capital alemana decidieron crear la Semana del amor. Durante esta semana de diez días todos los clubes (o bastantes clubes) de Berlín organizaron eventos especiales que podían llegar a durar todo el día o varios. Pero eso es más bien cosa de cada día. El día de ayer sucedió lo más importante: el pequeno Love Parade.
COBIJADOS por la posibilidad que les da la alcaldía para protestar, los mismos organizadores del Love Parade decidieron manifestarse contra el poder oponiendo la club-cultura a la ignorancia. Ahora el gobierno de Berlín tenía la responsabilidad de permitir que la manifestación se diera, de autorizar un recorrido por la ciudad y, claro, de recoger la basura que quedara después de la protesta. El desfile no fue tan espectacular como el de siempre (solo tres camiones) y seguramente tampoco tan concurrido (había mucha más gente en la manifestación de Roma contra Bush). Sin embargo la idea era la misma: hacer gozar a la juventú.
EN ocasiones la marcha paraba para que, con mayor cara de protesta, algún organizador o DJ y hasta un profesor universitario "especialista en Jugendkultur" hablaran sobre la barbaridad que significaba cancelar el Love Parade. "Todo es parte del juego", me dijo un danés, "esta es la tercera vez que pasa".